DESNUDO Y ARTE – ELI BARTRA

Eli Bartra
Ediciones Desde Abajo; Bogotá, febrero de 2018. 272 páginas

En su libro Desnudo y arte, publicado en Bogotá por ediciones Desde Abajo, la filósofa feminista
mexicana Eli Bartra hace un repaso de distintas representaciones de desnudos femeninos en el
arte. Aunque su objeto principal es el arte producido en México en los siglos XX y XXI, también nos
presenta algunos desnudos importantes o que llamó su atención de diversas partes del mundo. La
autora no buscó hacer un repaso cronológico, sino que indagó acerca de la creatividad femenina,
un tema recurrente en su obra, para después nombrar una serie de obras de arte de distintos
países y más tarde de México, agrupándolas por ejes temáticos como la maternidad, el erotismo o
los cuerpos escindidos, entre otros.

Bartra nombra y repasa algunas obras de una gran cantidad de artistas dedicados/as a la
pintura, al grabado, a la escultura, a la fotografía, a la fotografía de performance y al arte popular.
Es decir, en este libro no encontraremos solamente la mención de una gran cantidad de obras
clásicas, como “El nacimiento de Venus” (1482-1484) de Boticelli, sino que también a artistas que
difícilmente accedieron a galerías o museos, como algunas mujeres creadoras que han sido casi
ignoradas o algunas artistas populares, quienes en otros casos permanecen anónimas. Por lo
tanto, este libro abarca desde obras de arte clásicas, hasta aquellas que muchas veces por
considerar como “populares”, difícilmente son leídas e interpretadas.

Es tanta la diversidad de obras y de artistas que menciona Eli Bartra, que recomendaría
siempre tener un dispositivo con acceso a Internet al lado porque de esta manera la lectura se
nutre y se enriquece con la búsqueda de sus biografías e ilustraciones. En lo particular, esto me
sirvió para conocer a algunas artistas cuyas obras me parecieron muy bellas e interesantes:
Amrita Sher-Gil (1913-1941) de la India, Edith Basch (1895-1980) de Hungría o Flor María Bouhot
(1949) de Colombia, por solo mencionar algunas. Sobre México, también nombra a artistas cuya
obra no es tan conocida, como Aurora Reyes (1908-1985), Nahui Ollin (1893-1978), María
Izquierdo (1902-1955), Cordelia Urueta (1908-1995) o Yolanda Andrade (1950). Por lo tanto, creo
que este libro merece, además de la versión impresa, una versión electrónica que permita acceder
más fácilmente a las ilustraciones que en él se mencionan.

En este texto surge una vez más una cuestión de la que anteriormente Eli Bartra ya ha hablado:
que el arte no es neutro. Es decir, que el arte es creado por personas con características y, por lo
tanto, su ideología y su contexto se ven reflejados en la obra. Por el tema a tratar ella se enfoca
más al género, el sexo y la sexualidad de las personas creadoras y cómo lo plasman. En este
caso la autora también trae a colación que nosotras/os como espectadoras/es tampoco estamos
ajenas/os a esto y nuestra mirada también va cargada de ideas, deseos y nociones de género,
racialización, edad y nacionalidad, por solo mencionar algunas. En este libro la mirada de Eli
Bartra está presente en cada una de sus observaciones y anotaciones. Aunque la autora hace hincapié en el hecho de que por esencia algo no es femenino o
masculino, busca diferencias entre la manera en que los hombres y las mujeres representan el
desnudo femenino. Esto se explica, efectivamente, no por la masculinidad o la feminidad de
quienes crean, sino por su contexto y aquello que desearon representar: mientras que en la obra
de los varones es común encontrar desnudos estáticos, en posiciones eróticos y/o con mirada
sumisa en la obra de la mayor parte de las mujeres estas figuras se encuentran en acción e
incluso miran fijamente a quien observa la obra. Es decir, es posible ver una construcción del
género de las y los creadoras en el arte donde los varones representan una feminidad ideal y las
mujeres representan a mujeres activas e incluso subversivas.

Es un enfrentamiento entre cuerpos inertes e idealizados frente a cuerpos activos y diversos. La
cuestión es cómo nosotras/os como espectadoras/es interpretamos y nos apropiamos de las
imágenes, porque estos cuerpos desnudos también generan ideales y cánones de belleza, papel
que, como menciona la autora, cada vez recae más sobre la publicidad y los medios de
comunicación. Por otra parte, están aquellos desnudos, casi siempre ejecutados por artistas
mujeres, que tienen la intención de enfrentarnos, retarnos y comunicarnos algo: que las mujeres
no estamos ahí solo como recipientes de la mirada y el deseo masculino.


Considero que el aporte de este texto es precisamente invitarnos a observar las obras de manera
activa: fijar nuestros ojos en la figura representada, notar sus posiciones, su mirada, sus acciones,
su contexto y sus colores. Porque consciente o inconscientemente las/os artistas nos están
comunicando algo a través de estas representaciones y está en nosotras/os interpretarlos e
incluso apropiárnoslos de una manera estética y crítica. Y por qué no, ver cómo se refleja el
género y la sexualidad en las obras de arte, si es posible incluso desde la mirada feminista.
Uno de los temas que aborda el libro es sobre la existencia de la creatividad y el arte femenino.
Aunque difícilmente esta cuestión pueda tener una respuesta conclusiva, creo que este texto nos
demuestra que efectivamente, en las creaciones artísticas la persona que crea sí importa. Por lo
tanto, es imprescindible saber en qué época vivieron, en qué sociedad, su sexualidad y su género.
Considero que este texto es una propuesta importante para  un nuevo entendimiento y estudio del
arte de las mujeres –no solo el que crearon, sino también el que las plasma–, tarea que iniciaron
historiadoras del arte feministas como Linda Nochlin o Griselda Pollock, quienes afirmaron que no
solo era importante rescatar una serie de nombres, sino tener una comprensión más amplia de la
historia y de los contextos en los que crearon las mujeres. Justo eso es lo que encontramos en
este libro: un importante esfuerzo por comprender cómo nos representamos y cómo se nos
representa.

Liliana Elvira Moctezuma